La Casa Q21 se encuentra dentro del barrio privado Los Quillayes, en la ciudad de Santiago de Chile. Está situada en un terreno de 23×30 metros con una leve pendiente hacia el sur, a una altitud de 915 metros sobre el nivel del mar.
El proyecto consiste en una vivienda de tres niveles, diseñada con líneas limpias y geométricas que resaltan su simplicidad y la elegancia. Con una superficie edificada de 400 m2, la construcción se basa principalmente en hormigón armado a la vista en tablas de 5″, realzando su textura y tonalidad natural. La envolvente, principalmente de hormigón, contrasta con los otros materiales utilizados, como la piel plegada de acero corten en el acceso de la vivienda, las carpinterías de acero negro y su quiebra vista de madera acetilada en la fachada principal.
INFORMACIÓN
AÑO:
2020
UBICACION
Santiago de Chile.
SUPERFICIE:
400 M2
ARQUITECTA ASOCIADA:
Maria de los Angeles Muñoz
ESTRUCTURA:
Enzo Valladares
CONSTRUCCION:
Santiago Vergara
INTERIORISMO:
Katherine Rahal
FOTOS:
Nico Saieh
DESCRIPCIÓN
El primer piso alberga los espacios comunes de la vivienda y sus servicios. Se trata de una planta rectangular de 7×23 metros que ocupa la totalidad del ancho del lote, sirviendo como un cierre entre las áreas privadas de la vivienda y el espacio público del condominio. Para lograr esto, fue esencial minimizar la exposición visual. En este sentido, se diseñó un muro de hormigón de 2,2 metros de altura, paralelo a los ventanales de la fachada, que actúa como un cortavista desde el exterior sin restringir las vistas desde el interior, gracias a la diferencia de altura.
Otro aspecto importante fue proponer una planta de poca profundidad. Para ello, la construcción esta inscrita en 1/4 de la profundad del lote, con la finalidad de liberar la mayor cantidad de terreno para destinar a usos exteriores como estacionamientos, terrazas, piscina y jardines.
Una vez resueltos la configuración y la ubicación del primer piso, el siguiente paso fue abordar la orientación del terreno, que contrastaba completamente con la impresionante vista disponible: una panorámica despejada hacia el sur, que abarcaba el valle de Santiago con la majestuosa Cordillera de los Andes como telón de fondo.
Con el objetivo de integrar la vista como un elemento esencial de la vivienda, se propuso que el centro del proyecto fuera precisamente responsable de incorporar las vistas hacia el sur. Sin embargo, este planteamiento enfrentaba el desafío de no comprometer la privacidad al quedar expuesto a la calle. Para ello, se concibió un espacio común destinado a la circulación vertical, que alberga una escalera de hormigón que comunica con el subterráneo y una escalera de acero que conduce al segundo piso. Ambas están adosadas a un muro de hormigón a la vista de dos alturas y sus peldaños revestidos en madera de roble, sirviendo como elemento unificador. Este espacio comienza en el sótano, donde se encuentra un patio de luz que acompaña a la sala de juegos destinada a los hijos de la familia, y está flanqueado por un gran ventanal estructurado en acero que abarca los tres niveles. Por el exterior, se diseñó un corta vista horizontal de madera acetilada y se dispusieron tres bambúes gigantes en el patio de luz que, en conjunto, proporcionan mayor privacidad.
Al llegar al segundo piso, nos encontramos con un amplio estar abierto que se conecta visualmente con la circulación vertical. De esta manera, este espacio de reunión disfruta de una doble orientación: por un lado, la entrada de luz natural proveniente del norte, y por otro, una vista despejada hacia la cordillera al sur. Este recinto cumple la función de separar los dormitorios secundarios y el dormitorio principal. Para este último, la priorización de la vista se reflejó también en su ubicación dentro del proyecto, la cual desafía la lógica convencional de asoleamiento y privacidad al estar situado en la orientación sur poniente, enfrentando la calle. Para abordar esta particularidad, se diseñó una cubierta inclinada que cuenta con una abertura superior, permitiendo así la entrada de luz durante gran parte del día y se proyecto una terraza exterior parcialmente cerrada que bloquea la vista desde la calle hacia el dormitorio. De esta manera, el diseño logra un equilibrio entre la iluminación natural y la captura de la vista privilegiada hacia la cordillera.
El diseño interior de la casa sigue la misma línea moderna y minimalista, sus espacios son abiertos y fluidos. El uso de puertas correderas integra los espacios comunes interiores que se complementan con grandes ventanales, permitiendo integrar los exteriores y ampliar la sensación espacial. Con una distribución funcional que permite una interacción armoniosa entre las diferentes áreas, y el uso de materiales al interior -como el hormigón y la madera, además de los acabados de la fachada- se logra crear una continuidad visual y estética en toda la vivienda.